Sinceridad
Del latín sincerĭtas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez.La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa o se siente).La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras actitudes.
La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad. La persona honesta respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, el sujeto puede auto engañarse y no ser honrado o sincero pese a que crea que, en realidad, sí lo está haciendo
En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al que dirán.
Hay situaciones que pueden llevar a la persona a dejar de lado la sinceridad, pero sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia: si un adolescente recibe un regalo que no le gusta de su abuela y no quiere herirla, dirá que está encantado con el presente (por lo tanto, no será sincero).
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.

La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad. La persona honesta respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, el sujeto puede auto engañarse y no ser honrado o sincero pese a que crea que, en realidad, sí lo está haciendo
En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al que dirán.
Hay situaciones que pueden llevar a la persona a dejar de lado la sinceridad, pero sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia: si un adolescente recibe un regalo que no le gusta de su abuela y no quiere herirla, dirá que está encantado con el presente (por lo tanto, no será sincero).
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
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